¿Y quién y qué marca lo que es caro y no? ¿Acaso no hay mejor inversión que en tú salud y bienestar?. Al final es cuestión de prioridades, ¿Prefiero gastarme 30€ en una camiseta que me pondré 2 veces, o prefiero gastarlo en una sesión de entrenamiento personalizada supervisada y dirigida en todo momento por un profesional cualificado? ¿Quiero que mi entrenamiento sea adaptado a mi limitación, lesión o patología, o me voy a un centro deportivo y hago lo mismo que todos los demás usuarios?
Cada entrenador es libre de marcar su tarifa, en cada uno está, o en el mismo cliente, si el precio que marca lo vale, si lo que ofrece es de calidad y merece la pena pagarlo o busca otro más económico.
Hay que decir que existen entrenadores y “entrenadores”, no es lo mismo aquel que por hacer ejercicio toda su vida, o por tener un buen aspecto o forma física, ha hecho un curso online y ya se cree entrenador, o aquel que hizo un curso hace 8 años, sin volver haber hecho una formación o reciclaje desde entonces, utilizando conceptos, técnicas o métodos anticuados, desactualizados o de forma incorrecta. Que un entrenador que ha tenido una buena formación, que ha seguido, y sigue formándose y actualizándose continuamente.
Ser entrenador personal es una profesión que si se quiere destacar y dar un buen servicio, requiere de una formación continuada, pues cada vez salen más estudios y evidencias científicas, que no hay que ignorar. Yo como entrenador, suelo gastar una media de 500€ por cada fin de semana de curso que realizo (precio del curso, transporte, estancia, comida…) una inversión que realizo frecuentemente para seguir creciendo y mejorando la calidad de mis servicios; y ahí, volvemos a lo de antes, ¿debería cobrar menos porque “fulanito”, el mismo de los ejemplos anteriores, tiene unas tarifas más bajas qué yo? La respuesta es sencilla: NO.
Es importante no juzgar a los entrenadores por sus tarifas. Cada un@ es libre de elegir su entrenador y lo que está dispuesto a pagar, según sus prioridades; y si merece más la pena contratar los servicios de ese que es más “caro”, o si se lo puede permitir o no, por sus circunstancias económicas.
Estamos hablando de salud, y en eso la mayoría gente no busca precio, la gente busca calidad en el servicio que contratan. Cosa que muchos centros deportivos o entrenadores no comprenden, y bajan y bajan sus precios, hasta precios irrisorios, pensando que el problema de tener más o menos gente, están en las tarifas que marcan.